martes, 19 de abril de 2011

EL TEMPLARIO BAJO LA LUNA DE GDANSK


Hace muchos años, de pequeño, tuve un sueño. Me encontraba en la ciudad de Gdansk una noche, bajo el claro de luna. No sé qué hacía allí, simplemente estaba de pie junto a un precipicio, como si eso fuera el fin del mundo y yo no tuviera que caminar ya más. No había perplejidad en mi cara ni asombro, ni siquiera el descanso del que no tiene que recorrer más caminos.

De pronto, apareció un caballero templario montando un caballo que piafaba sobre el suelo en sordina, como si la tierra estuviera hecha del mismo material que mi almohada. Le miré entre indiferente y expectante. El no me dijo nada, ni siquiera se mostraba iracundo. No obstante, tensó su arco y me lanzó una flecha que quedó clavada en mi pubis.

Nos quedamos mirando durante unos instantes, él con la sorpresa de mi falta de reacción o dolor y yo con la convicción de no creerle un enemigo. Y realmente no sentí dolor. Me arranqué la flecha de mi pubis y le dije que en el lugar donde me encontraba nadie jamás podría herirme y le mostré la flecha en cuya punta no había siquiera sangre. "Esto no es más que un sueño en el que yo te evoco y te anulo a voluntad", le dije. En su cara se dibujó un gesto de victoria que yo no entendí hasta que me dijo: "Abre los ojos, despierta y mírate el pubis. Te darás cuenta de que la flecha te la has arrancado con la mano pero la llevarás grabada para siempre".

Seguí sus instrucciones y abrí los ojos. Mi miré el pubis y, efectivamente, tenía grabado en blanco sobre la piel una flecha. Me sorprendí tanto que aparté mi vista del lugar para preguntarle a la pared. Después comprobé que la flecha seguía allí.

Desconozco lo que el templario quería exactamente de mí y qué hacía allí en mi espectáculo personal del fin del mundo bajo la luna de Gdansk.

A partir de entonces, mi vida corre paralela a la de mis sueños.

lunes, 18 de abril de 2011

ALEGORIAS


Con Jon lo hemos dejado pero nos comportamos igual que antes, así que no sé si lo hemos dejado. Incluso volvimos a tener relaciones y yo le pregunté:
- ¿Pero esto no es volver, no?
- No, no es volver.
- ¿Pues qué es?
Imaginémonos que soy un paralítico sentado en el centro de un desierto y mi silla, misteriosamente, ha desaparecido. También misteriosamente aparece Jon y se sienta a mi lado diciendo "No, eso no es volver".
Ninguno de los dos se puede ir pero si nos separamos decimos:
- Bueno, ahora que cada uno camine por su lado.
Y estamos de acuerdo pero...¿adónde voy sin mi silla? Así que me quedo, él se queda, nos quedamos en el centro de ese desierto. Entonces, Jon, improvisa un juego repujando una tabla del juego Tres en raya en la arena con su dedo del Caribe:
- ¿Jugamos en lo que empezamos a andar?
Empezamos a jugar.
Si viene un escorpión curioso y nos pregunta qué somos, ¿qué debemos responder? ¿amantes o paralíticos?

Ayer vimos una película, El Resplandor. El niño correteando por los pasillos en su cochecito rojo cuando la cámara le sigue desde su espalda soy yo y ese inmenso pasillo es mi camino. La habitación 237 es el mundo editorial y el padre...el padre es Polonia que me persigue con un hacha. Las dos niñas fantasmas que aparecen y desaparecen invitando al niño "a jugar con ellas" (¿A qué iban a jugar si fueron despedazadas?) son el deseo. Después, yo soy la mujer que menea el bate de béisbol llorando para que el marido (Polonia) no se acerque a ella (yo) mientras le ruega entre sollozos que no se acerque más. En esa frase concretamente soy más yo y el marido que insiste en entrar es inmigración. El laberinto en los jardines del hotel representa lo que hago y hasta mi manera de expresarme.

Todo es una alegoría.

domingo, 17 de abril de 2011

REQUIEM


Theodor se ha ido, está desaparecido. Su blog, que antes se llamaba Teodoro y Amigos ahora se llama Tdr Y Mgs. Las vocales, quizás representándolo a él han abandonado el título. Lo que queda ahora somos nosotros, unas consonantes sin sentido.

Está claro que en este siglo no queremos compromisos y nos adscribiremos a todas aquellas actividades que nos permitan desconectarnos cuando nos plazca sin tener que dar ningún tipo de explicaciones. Podríamos resumir este mundo cibernético en una frase: "Yo no soy nada para ti y no seas nada para mí. Tu amistad no es amistad, sino aire y no eres más que un registro en la nada"

Me parece a mí que el blog es el invento más egoista que existe. Cuando lo abrimos necesitamos la atención de los demás porque hay una carencia de algo. Entonces entramos en contacto con gente con necesidades parecidas y se produce un intercambio. Y cuando nos sentimos ya llenos cortamos de cuajo los hilos que nos comunicaban con esas personas sin tener siquiera en cuenta que esos otros también son alguien.

Para mí Theo era alguien. Ninguna persona para mí está hecha de aire.


"No sabes de mi amargura pues tu locura sólo es el toro
Y a solas me bebo el llanto de tanto y tanto como Theodoro.
Madrina
Por fuera jardín de rosas, por dentro zarzal de espinas
Madrina..."

Juanita Reina

miércoles, 13 de abril de 2011

FRASES POLONIZADAS


Este blog vale tanto por sus entradas como por todos vuestros comentarios. He revisado los últimos quinientos y es mi deber dedicarles un post especial a todas aquellas frases que me parecen polonizables y que serán bordadas en oro y expuestas en el Museo de Arte Comentarístico de Wojkovice.

No he tenido en cuenta la cantidad de veces que sale un comentarista en concreto. El que más frases polonizadas tenga o el que obtenga más votos, ganará una noche conmigo sin poder hacer otra cosa que escuchar mis historias.

Aclaración: Los comentarios que no se han citado no son por ello menos destacables. He polonizado las frases más chocantes, por gustarme me han gustado todos sin excepción y os lo agradezco inmensamente.

Has nacido para ser preguntado. Rosa

Escribo porque me da la real gana. Eurice

Andaba navegando silenciosa por mi interior...Bee Borjas

No sólo los negros tienen buenas erecciones. Antony Sampayo

Pues vaya mierda de vida. Es como si a mí me quitaran el blog. Pimpf

Parece que me he metido en un bucle del tiempo. Ananda

Ese tío es un gay armarizado. Thiago

En una época muy rara de su vida, recién llegado a un país extranjero...Cris

Ese piano tuvo la culpa de todo. Observatorio Gay Granatense

Cuando sabemos alguna historia, la asumimos desde nuestra esquina. Drac

Si lo amaba demasiado o ella no se quería mucho, da igual, su vida era una mierda. Gitana

Con qué simplicidad nos has llevado al huerto de la confusión. Parmenio

La tiparraca debió de quedarse a gusto ahí colgada de la lámpara. Arún Balani

Mi primera vez sí que fue traumática, y no fue por detrás. Eurice

Ahora prefiero la estabilidad...hasta que el demonio vuelva a despertarse. El primer silencio.

Intenté morderme y debe de ser todo un arte. Ananda

Creo que muchos estamos desaparecidos. Diego Tejada Gamboa

Yo no sé si esto es muy proustiano o muy gallego. O los dos. ¡Yo qué sé! Parmenio

Los tacones de aguja son un arma femenina. Wendy

Sólo con oírla caminar sé que es una morena de armas tomar que toma Martinis Hemingway. Javir

Prefiero masturbarme con un toro salvaje y que se vaya a la cama calentito soñando conmigo. Gitana

¡Qué mujer más agobiante! No me extraña que prefiera el zapato, al menos se estará callado mientras le cuenta cosas. Claudia

También padezco de estática corporal; me es imposible besar a alguien sin que surjan chispas. Zanobbi

No estoy todavía tan polonizado como para que me beses. Pedro

A mí los sótanos no me gustan nada, si por lo menos te dejasen salir al jardín...Z

Hay tantos sótanos y nazis disfrazados...Por no hablar de los que llevamos dentro. Ananda

Cuando caes en un pozo de agua calentita luego no hay quien te mueva. Pimpf

Está claro que el romanticismo tiene más caras. Cris

Todo terminará pronto, Romek, confía en mí. Aldabra

Yo no araño, como mucho podría tirarte una colilla desde el balcón. Pimpf

¿Esto no viene a ser como un bautizo para mayores sin reparos? Javir

Me gustan los condes crápulas, inteligentes y bien vividos. Ananda

La polonización bien lubricada a cualquiera entra. Thiago

Estoy lleno de rabia, tristeza y un bocadillo de atún. Christian Ingebrethsen

Estar equidistante me causa un inmenso placer. Eurice

Yo me rasco los huevos a menudo, así que no distingo los días. Pimpf

No me gusta la expresión de las piernas muertas. Las piernas están vivas. Z

Muy bien escrito pero no he entendido nada. Ahora sé cómo se sintió cierta modelo cuando le preguntaron por los libros de Vargas Llosa. Z

Si mis espejos hablaran podría conversar con ellos cuando tuviera insomnio. Diego Tejada Gamboa

A partir de ahora no quiero ser ni tonto ni santa. Prefiero ser Oliwia Berlinski. JFL

Si tengo algo que decir lo digo y punto pelota. Merche Pallarés

martes, 12 de abril de 2011

ENTREVISTA


Arún Balani me pasó este meme-entrevista a la que accedí con mucho gusto y agradecimiento por haber pensado en mí. Al final tengo que pasársela a cinco blogueros más.

¿A CUANTAS PREGUNTAS PUEDES CONTESTAR INTELIGENTEMENTE?

Respuesta 1: A todas. Lo único que no puedo hacer inteligentemente es hablar en público: hay muchas narices juntas.
Respuesta 2: La inteligencia no es un don, es un derecho.

¿UNA CERTEZA?

Que todos juntos formamos parte del dios que nunca vemos y que absolutamente nada es como nos han enseñado.

¿UN COLOR?

Me gustan los colores, no me puedo limitar a uno. Cada uno tiene su poesía en los nombres que los definen.
Respuesta 1: El naranja (ámbar o bermellón), el azul de Prusia y el burdeos. El amarillo tiene también su gracia (y sus derivados: amarillo de cromo, de quinoleína, azafrán, amarillo ocaso o amarillo crepúsculo)
Respuesta 2: Me gustan todos menos el gris (argén) y el rosa o el amaranto. A veces, incluso, me parece que el gris no es un color, aunque hay personas grises lo cual lia un poco la respuesta.

¿UN DESEO?

Dejar de desear. Cuando no deseas todo es mucho más divertido.

¿UNA VIRTUD?

¿Una virtud que tengo, quiero o que admiro y deseo? Decidme, pillines. La paciencia es la virtud que más me gusta. Yo puedo sacar de sus casillas a cualquiera.

¿UNA FRASE?

Respuesta 1: No soy mucho de frases pero la que se me ocurre ahora es..."Si no puedes romper las cadenas, por lo menos márcalas con tus dientes" La escribió un día Nietzsche acariciándose los bigotes.
Respuesta 2: "Que todo sea lo que parece ser y no haya nada que entender" Fernando Pessoa.

¿UN SUEÑO?

Quedarme en él (pero no en el de hoy que he soñado que la élite mundial pertenecía a una raza reptiliana)

¿UN DEFECTO?

¿Un defecto que tengo, quiero o que admiro y deseo? Defectos no me los veo, eso lo ven los demás. El defecto que menos soporto es el egoismo. No hay nada peor que el mundo no piense en mí.

¿QUÉ SIGNIFICADO TIENE PARA TI UNA HOJA EN BLANCO?

Una hoja en blanco es un mundo por llenar, un planeta habitable.

¿ESCRIBES POR NECESIDAD O POR AFICIÓN?

Escribo porque en el mundo verbal no me dejan tiempo para pensar. Escribir es desear que todos los demás callen de una vez.

¿PONES MÚSICA EN TU BLOG?

Las frases juntas tienen su música propia. Poner otra de fondo sería demasiado griterío. No hay nada peor que te ofusque un ruido.

¿ERES UNA PERSONA SENTIMENTAL?

Tengo mis sentimientos, claro, me vinieron con todo el paquete. Si no los tuviera tendría pareja.

SI TUVIERAS QUE TENER UN SOLO SENTIMIENTO ¿CUAL SERÍA?

El de poder ser totalmente indiferente a lo que no me gusta.

¿UNA PREGUNTA?

No entiendo la pregunta. ¿Una pregunta que me gusta? Me gustan todas, soy adicto a preguntar. Cuando piensas que sabes todas las respuestas es que estás ya muerto.

SI DESEARAS ALGO ¿QUÉ PEDIRÍAS?

La pregunta ha sido formulada (frase pasiva) como si no desearamos y es lo que hacemos constantemente. Este es el planeta de los deseos precisamente. Pediría que el dentista fuera gratuito y no doliera o, espera, tengo una mejor, que no existiera el dinero o...ser invisible y poder asistir a la intimidad de quien yo quiera. Oh, esa sí me gusta, creo que hasta más que la del dinero y el dentista. ¿A quién le importa que estés mellado si eres invisible, no? También pediría una casa que de al mar (que no a la playa) y que tuviera una piscina con acceso a él por donde entraran los delfines y los delfines me vinieran a visitar todas las tardes. También me gustan las ballenas pero no quisiera importunar al hacedor de deseos pidiéndole algo muy grande. Pido también, ya puestos, que Yulka Moszczinski se recupere pronto de la rodilla. Y no pido más para no pecar de superficial ni aturdir a Aladino.

CUANDO ESCRIBES ¿QUÉ SIENTES?

Ternura, libertad, un poco de maldad, tristeza, alegría, inquietud, nostalgia, deseo, melancolía, excitación, frustración, vileza, agonía, felicidad... Cuando escribes lo sientes todo, a veces al mismo tiempo, de ahí que nos aturda cuando las personas en el mundo real nos piden coherencia. Hoy en día se le pide a la literatura que se adapte a la vida. El día que se le exija al lector que se adapte a la literatura el mundo será mucho más rico en emociones.

SI NO FUERAS CREYENTE ¿EN QUE CREERÍAS?

Pues si no fuera creyente en nada, ¿no? ¿O es una pregunta con truco tipo "de qué color es el caballo blanco de Thiago?" La pregunta da por sentado que soy creyente, imagino. Dejo la respuesta así porque no puedo pensar una pregunta más de medio minuto. Después de medio minuto se me duermen las piernas y me da por morderme las uñas.

¿QUÉ ESPERAS DE LA VIDA?

De la vida no se espera nada, a la vida se le exige, se le arrebata, se le roba. La vida ofrece y uno se sirve. O se deja que los demás lo hagan y tú te pones a escribir cómo pelean entre ellos. Es otra opción. El artista tiene que alejarse de todo para comprender mejor el drama de la humanidad.

TIENES UN BLOG ¿POR QUÉ?

Porque con un blog puedo hablar conmigo mismo y, además, recibir comentarios.

¿CREES QUE ERES UNA PERSONA QUE RECONOCE SU VALÍA?

Respuesta 1: La valía de uno es una decisión de los demás. No vales para nada si no puedes servir a alguien.
Respuesta 2: Todos valemos. Si alguien no lo reconoce es porque ha caído en algunas de las trampas de nuestra sociedad o es adicto a alguna novela televisiva.

¿QUÉ ESPERAS DEL AMOR?

Que pueda disfrutarlo un poco yo también.

Paso el meme a Diego Tejada Gamboa, a Ananda Nilayán, a Thiago, a Eurice y a Z



Foto tomada por Diego Tejada Gamboa mientras me encontraba expuesto en un museo de Chile. Gracias, Diego :)

lunes, 11 de abril de 2011

El Guionista


He tenido la osadía de no cambiar el nombre del protagonista de esta historia pero sí la cobardía de cambiar el del bailarín por el de Pancho Sulfato. Algunos de vosotros podréis intuir de quién se trata. Es un hombre muy influyente que podría cerrar mi blog sólo con un gesto. Así son los poderosos.
Esta historia es un fragmento de algo más grande porque hay historias que no pueden terminar así como así.
Un abrazo a todos.

Acabo de ver que Parmenio me ha dado el Premio de la Amistad. Muchas gracias :)

Conocí a Vicente en una fiesta. Tendría unos sesenta años, la piel excesivamente pálida y hablaba muy deprisa, como si lo quisiera contar todo antes de volver a tomar aire. En esa urgencia para comunicar se le hinchaban las venas del cuello pero no las de las manos, puesto que no las usaba para ilustrar, las mantenía pegadas a su cuerpo, como si fueran de cera. Cuando le vi tuve reacciones opuestas: me atraía y me daba asco. En su manera de hablar había mucho rencor y un pasado nebuloso pero hablaba tan bien que se le perdonaba el rencor. Tenía esa delgadez que a partir de los cincuenta te llena de esquinas. Quizás en una época tuvo alguna curva, pero ahora todo eran ángulos rectos (cara angulosa, rodillas en punta, dedos afilados...) Fue director artístico de las películas de Marisol, vivió en París y conoció lo que él llamaba "la farándula de las altas esferas". Vivía en un ático en los márgenes del Sena y bebía champagne todas las noches sujetando la copa con la yema de dos dedos. Por aquel entonces, Vicente reía más a menudo. De noche regresaba borracho a casa por las calles de adoquines y París, sí, era una fiesta. Misteriosamente, apareció en Nueva York sin un céntimo, lo había perdido todo. La alegría de la farándula se marchitó y con ella el piso en los márgenes del Sena y las botellas de Champagne. Consiguió un trabajo como camarero en un bar de artistas del Village y empezó una nueva vida amarga y llena de rencores. Aprendió a manejar el sarcasmo y la ironía como modo de escape. No era de los que reían sus propias gracias porque su fin no era provocar la risa. Uno se reía de sus ocurrencias de manera casi prohibida y prácticamente a escondidas para que no se diera cuenta. Nunca supe qué pasó en París ni qué fue de su carrera profesional. Lo que sí me dijo era que en ese bar conoció a Sonia Braga y se hicieron amigos. A Sonia Braga le encantaba el humor ácido de Vicente. También conocía al bailarín español Pancho Sulfato y a alguna actriz de Almogayvar. Todos esos contactos le servían para soñar en que algún día volvería a ser alguien. Le presentarían inesperadamente a un guionista desesperado que le escribiría el guión para una película en la que actuarían todos ellos. Sólo faltaba encontrar al guionista. Entonces aparecí yo, el guionista, en esa fiesta. Su amigo Pin nos presentó y no me quité de encima a Vicent en toda la noche.

Pin era decorador de cine. Se masturbaba todas las noches para evitar contraer enfermedades en la calle. Parafraseaba a Fellini cuando éste en una entrevista hacía apología de la masturbazione. Los dos eran íntimos amigos y al presentarme a mí entré en la vida de Vicente por la puerta grande, aunque resultó que Vicente era todo puertas menores: la trasera, la de servicio y la salida de emergencia.

La película se iba a titular "Lagartas Vulgaris", la protagonizaría Pancho Sulfato y Sonia Braga y estaría inspirada en la vida de dos actores que, a pocos minutos de empezar la primera representación de una obra, dejan el escenario y el director (Pancho Sulfato) y la directora de iluminación (Sonia Braga), con sendas pelucas, harían el papel.
Pancho Sulfato era un bailarín con dos perros, mucho dinero y estaba harto de hacer el salto del ángel, el espagat y el grand jaté. Su sonrisa era tan amplia que parecía que sonriera con las orejas. Nunca le molestaba nada porque tenía muelles en las rodillas al caminar y todo era perfecto. La cabeza la mantenía alta, justo en el nivel donde empieza la soberbia y su cara la bañaba siempre la brisa eterna del escenario.

- Como sabes, Pancho es bailarín pero está harto de bailar. Se hace mayor y sólo le queda ser director de algo nacional, un museo o el mismo teatro. Su sueño es ser actor, besar a un hombre en una escena y salir del armario, pero como actor es un desastre (como maricón no sé). Entonces se me ocurrió esta gran idea: escribir un guión sobre un actor que actúa mal, ¿entiendes? Va a venir a Nueva York este agosto, te lo presentaré. Para entonces quiero que ya tengamos por lo menos la mitad del guión. Estoy seguro de que le encantará. ¿Qué tenemos? Bueno, aparte de los protagonistas tenemos una casa en Málaga que está disponible para cuando la necesitemos, un niño muy gracioso que es hijo de un amigo y un sobrecargo de la Lufthansa (las escenas en un avión son muy efectivas). Así que piensa, piensa en algo, no hagas otra cosa, yo te iré llamando para ver cómo va. Es cuestión de ahora o nunca.

En esos momentos pasó un negro de dos metros con una inmensa erección por debajo de su chándal con un ramo de rosas rojas, por lo que asocié automáticamente su excitación al color rojo. Por otro lado, el chandal era azul, por lo que estábamos ante una curiosa situación de colores enfrentados. ¿Cuántas transiciones se había saltado el azul hasta llegar al rojo? El azul, color de distante seriedad, pero expresivo de la inquietud que nace de la oscuridad y el anhelo contra el rojo que anida el principio del calor. Los colores son actos de la luz, actos y sufrimientos. Imponiéndose sobre la teoría de los colores, la erección. Imposible de digerir y, a su vez, tan a juego con esa fiesta cromática... Por un momento, Vicente se volvió borroso, sus planes se alejaron y yo sólo quería estar en la tierra, disfrutarla y olvidarme de que hay que ser alguien a toda costa.

- Y no te disperses. De esta vamos a salir muy bien, te lo prometo. Ya tendrás tiempo para tus perversiones y demás filias.

Con el tiempo, Vicente se fue desesperando. Me llamaba todos los días, nervioso. Un día me llamó desde el sofá de su casa, otro mientras encolaba una silla, otro antes de salir a comprar algo para comer. Pero siempre estaba nervioso. Lo que quería era ponerme en marcha mientras él vivía.

- Queda sólo un mes y todavía no tenemos nada. Quedan dos semanas y no tenemos ni una tercera parte. Quedan tres días y no la has terminado. Dámela para que lea lo que has escrito antes de entregársela.

El edificio de Vicente estaba en el mismo Village, era una construcción vieja y los escalones gemían como si estuvieran hablando entre ellos. Seguramente el lugar estaría lleno de fantasmas atrapados en la dimensión de un edificio medio en ruinas. En cuanto a los colores de la escalera, claro, todo eran marrones y negro, de vez en cuando algún gris o un crema pálido. En algún momento me pareció percibir el contraste verde-azul, que es una combinación que denota vulgaridad y es signo de vileza. Sin duda, estaba todo planeado para un suicidio colectivo.

Me senté en su sofá rojo, la ventana estaba abierta. Abajo, en la calle, unos chiquillos correteaban bajo el chorro de una bomba de agua, gritando como si el agua fuera en realidad ácido sulfúrico.
En una de las paredes había colgado un cuadro totalmente en blanco firmado por Andresa Lozano, una pintora con la que Vicente trabajó todos los jueves para ganarse un dinerillo.

- No la soporto. No sé cómo librarme de ella. Puedo decirle que estoy ocupado pero, ¿ocupado en qué? Ya se me ocurrirá algo. ¿Has traído el guión? Voy a ducharme, mientras tanto toma este libro, es una colección de anécdotas de gente rica, puede inspirarte. Léelo un rato.

Vicente regresó a los quince minutos, envuelto en una toalla de rizo gastado. No tenía pelo en el pecho, sus piernas eran muy delgadas y sus rodillas abultadas parecían haber sido colocadas ahí a toda prisa. Vicente mojado era mucho peor que Vicente seco.

- ¿Qué has leído?
- El rapto del hijo de un millonario. El padre se negó a pagar el rescate y los secuestradores le arrancaron al niño la oreja y se la enviaron al padre. Ese día los carteros estaban en huelga y la oreja se quedó en la estación de Grand Central durante dos semanas.
- ¡Increíble! ¡Tenemos que incluir algo así en la película! ¿No te parece estupendo?
- Sí, es increíble, un niño con una sola oreja, oyendo la mitad.
- No se trataba de que se quedó con una oreja sino que la que le cortaron se estaba pudriendo en la estafeta de correos...Mira, te voy a contar algo, esto es muy bueno. Yo tengo un vecino que se interesa mucho por las vidas ajenas. De hecho tengo que subir sigilosamente la escalera porque lo oye todo. Abro con cuidado la puerta, despacio, para no hacer chirriar las visagras, ¿entiendes?
- Sí, lo que une la puerta al marco, digamos.
- Lo oye todo, nada se le escapa. Hace mucho tiempo que he dejado de tratarme con él. Porque hubo una época en la que le trataba. Soy demasiado mayor para estar perdiendo el tiempo. He de hacerme famoso antes de los ochenta. Tú todavía puedes dar muchos brincos pero yo no, para mí éste es el último.
- Eso si llegas a brincar.
- ¿Has apuntado lo de mi vecino?
- ¿Para qué?
- Esa historia puede vender mucho. Mira, antes, este vecino, tenía una copia de las llaves de mi casa porque necesitaba que alguien me regara las plantas mientras yo viajaba. Yo sabía que no sólo entraba a regarme las plantas, sino que también hurgaba entre mis papeles. Ya sabes que tengo muchos dibujos, ¿quieres que te los enseñe? Bueno, pues sé que hurgaba porque esas cosas las noto. Noto muchas cosas pero no es plan de que te las diga todas porque no estamos aquí para eso. Estaría bien que me trajeras mañana la historia de mi vecino en forma de relato. Bueno, el caso es que no sabía cómo pedirle las llaves de mi casa una vez regresé de viaje. Así pasaron meses y hasta años. Un buen día tuve una idea: le dije que venía mi prima de Varsovia y que necesitaba el juego de llaves. Cuando me lo dio no se lo devolví y él lo entendió. Dejé de hablarle por miedo a que me pidiera explicaciones o que se interesara por la vida de esa prima imaginaria. Primas tengo varias, una de ellas tiene una casa en Málaga que podemos usar para la película. Tú escribes muchas cosas y muy rápido, vamos a pensar en algo y nos ponemos a trabajar en serio. ¿Qué más tenemos? ¡Ah, sí! Mira, tengo un amigo que es como modelo, sería perfecto para un papel. Te enseño su foto, espera...Este es, ¿a que es increíble? Mira qué sonrisa...Con esta cara podemos hacer milagros. Por otro lado, tenemos a su mujer. Sí, se casó y ahora tiene un hijo. El hijo es muy espabilado y un día le prometí que le daría un papel en una película. De eso han pasado años, para que veas el tiempo que llevo esperando esta oportunidad de escribir un guión. Claro que el guión lo escribirás tú, para eso te tengo. Entonces tenemos, vamos a contarlo con los dedos: una casa en Málaga, un modelo y un niño espabilado. Con la esposa no contemos porque ya tengo actrices. ¿Qué te parece? Ahora, lo que podemos hacer es salir de aquí y pensar en una trama que transcurra en Málaga, en esa casa y con ellos dos. ¡Qué contento se va a poner Pedrito! Así se llama el niño.
- El espabilado.
- Vamos, te invito a cenar al Rincón Español. ¿Cuánto hace que no comes? Ese lugar es ideal para madurar las ideas. Fíjate si es curioso el lugar que tienen una especie de filmoteca en el sótano donde cada domingo proyectan una corrida de toros. Eso se llena de gente y lo más increíble es que el público grita, aplaude y sufre como si estuvieran viéndolo en vivo. Pues ya tenemos más tema. No, si conmigo seco no te vas a quedar. ¿Quieres fumar un poco de marihuana por el camino o nos la fumamos aquí? ¡Bah, nos la llevamos! Como ya ni fumo ni bebo ni practico sexo es lo único que me queda. Hoy en día el sexo es un veneno, prefiero masturbarme como mi amigo Pin. La salud ante todo: ¡masturbazione! Hace años que no sé lo que es acostarme con alguien ni beber un trago. Y no sólo eso, ni siquiera un beso o un abrazo. Si lo pienso bien, sí, besé a Vladimir hace unos meses, en la mejilla. En cuanto a lo del trago...soy alcohólico anónimo, ya te llevaré algún día a sus reuniones, eso puede ser otro tema. Vamos al Rincón Español pero estáte atento y no te desconcentres. Después, cuando yo me retire a dormir a eso de las once ya te irás al muelle a ligar.


Gracias, Parmenio :)

jueves, 7 de abril de 2011

El piano de Gertruda


A los cuarenta años, nuestra vecina Gertruda Kucharski decidió hacer la carrera de piano. Nací cuando se matriculó por primera vez en el departamento de Teoría de la música en la Academia Tchaikovsky de Varsovia, y crecí escuchándola aporrear el piano a través del fino muro que separaba mi habitación de su cuarto de música, que era, a su vez, el cuarto del llanto. Me producía cierta tristeza oirla y me deprimía si se equivocaba y tenía que volver a empezar porque cuando tocaba soñaba, enmendaba su vida, se le nublaba la vista y al equivocarse regresaba a la realidad. Sus recuerdos eran tan amargos que cuando hablaba con mi madre en el rellano de la escalera y sonreía parecía que le venían arcadas. Los estados anímicos no podemos ocultarlos. No tenemos lugar donde recluirlos.

Hace años, Gertruda se enamoró de un hombre. Estaba segura de que era el hombre de su vida. No importaba lo mezquino que pudiera parecer, ni siquiera importaban sus ideales políticos. Era el hombre de su vida y punto. Para el hombre, Gertruda no era más que otra mujer, sustituible por cualquier otra.

Delante del espejo, Gertrude, empezó a ensayar posturas que copiaba de los libros de moda, gestos que había visto en las películas de Marilyn Monroe, Greta Garbo o Marlene Dietrich. Debía modular su voz, la sensualidad y la dulzura tenían que emerger de su garganta como un susurro. El sonido de su voz tenía que formar una nube que envolviera al macho, arrastrando las últimas vocales, parpadeando un poco más rápido, ladeando la cabeza que acompañaba por una leve y prolongada sonrisa. Ensayaba su dicción con el cuidado de no abusar de los sonidos guturales. Las palatales acompañaban más la afectación femenina de una insinuación. Era necesario que cada frase terminara pausadamente, como si fuera un último suspiro, que cada palabra cobrara vida propia y que pareciese casi una garantía de orgasmo. Digamos que Gertruda se formó en el arte de seducir a Julek. Hasta que lo consiguió.

Julek había estado en la División Azul y había comido gatos en Siberia. Tenía apenas diecinueve años cuando se alistó en el ejército alemán. Sus padres se lo prohibieron pero él se escapó por la ventana del lavabo, cruzó el campo, se adentró en la ciudad y se alistó. Nunca le gustaron los rusos aunque, en realidad, lo que quería Julek era irse de casa, llevar un fusil, luchar por una causa. Gertrude vino mucho después de la guerra. Un día se acostó con ella porque no había otra mujer en veinte kilómetros a la redonda. Julek no amaba a Gertrude pero Gertrude sí amaba a Julek y así fue cómo se quedó embarazada. Ella pensó que el embarzo desembocaría irremediablemente en boda pero no, desembocó en Caracas, adonde Julek huyó por la puerta principal.

Gertruda no pensaba pasar ese suplicio sola. Si él quería vivir en Caracas ella le acompañaría. Una vez con el pequeño Julek en sus entrañas no pensaba renunciar al sueño de tener su propia familia. Compró un billete, le buscó por toda la ciudad suspirando por las esquinas, sorteando a veces los peligros de la noche, las drogas y algún que otro cabaret.

Cómo Gertruda encontró a Julek es un misterio, pero le encontró y cuando lo hizo él no quiso saber nada de ella, pero ella se arrodilló, se arrastró por el suelo como Sofía Loren en Dos mujeres, le rogó por el bien de su futuro hijo. Julek le pateó el estómago, la escupió, le agarró de los pelos y la arrastró por la casa, insultándola, amenazándola con la muerte. Y cuanto más violento se ponía, más dulzura y comprensión demostraba Gertruda. ¿Amaba demasiado a Julek o se quería demasiado poco a sí misma? ¿Por qué oía en su cabeza, una y otra vez, los violines de Mendelssohn?

Pasaron los días. Gertruda no pensaba abandonar la casa, Julek se cansó de maltratarla y, al final, como no había ninguna otra mujer en varios kilómetros a la redonda, decidió quererla un poco. Al fin y al cabo era atenta, le adoraba, era una sirvienta perfecta y sería la madre de su hijo, al que además, quería ponerle su mismo nombre. Se casaron en Varsovia después del nacimiento del pequeño Julek, mi vecino, con el que me pasaba horas en el balcón hablando de música y escupiendo huesos de oliva a las alturas.

El pequeño Julek, que no era tan pequeño cuando le conocí, me dijo que nació en Venezuela y que su padre había comido gatos en Siberia. En su día no entendí cómo alguien que vivía en Varsovia podía ser venezolano. En realidad a él no le importaba nada Venezuela. Es más, ni siquiera se acordaba de Caracas. Todo lo que podía recordar se limitaba a cuatro fotos de playas con cocoteros que encontró en una enciclopedia donde se visualizaba naciendo.

Un día mi madre me envió a casa de Gertruda porque ella tenía que estar todo el día ausente. Yo tendría unos seis años, el pelo rubio y apenas sabía nada del amor, del sufrimiento, del piano...Gertruda se pasó horas acariciándome la cabeza y, después, interpretó para mí la Fantasía Impromptu de Chopin. Yo me senté en un rincón, la veía llorar de perfil mientras tocaba. Parecía diferente de la mujer que me imaginaba llorando a través del tabique de mi cuarto. No sentí lástima, ni ternura, sólo horror. Horror de aquellos dedos que interpretaban su desesperación o impotencia, de aquellas piernas de rodillas deformes que habían recorrido las calles de Caracas, de esos ojos que de tanto llorar les habían salido escamas.

Mi madre regresó horas después, no tanto a aliviarme como a llevarme de un martirio a otro. En mi familia también palpitaba un pasado.

Recorrí el pasillo hasta mi cuarto, cerré la puerta, abrí el balcón, me asoné al balcón del pequeño Julek, que ya no era tan pequeño, para que saliera también y hablamos hasta las dos de la madrugada de cosas sin trascendencia.

Por la noche soñé que Julek padre golpeaba a Gertruda, ella caía al suelo suplicando y cuando se encontraba gateando hacia la puerta, Julek se le acercó y le pisó los dedos, haciéndolos crujir como una galleta.

Y toda la música del mundo se apagó.