- No empujas con suficiente fuerza.
- Es que por delante me cuesta. No quiero verte la cara. Prefiero por detrás.
- Bueno, por detrás es más doloroso.
. Tú qué sabes si es tu primera vez.
- Eso dicen. No hay como mirarse a la cara, transmitir pensamientos de mi alma a tu alma.
- ¿De tu alma a mi alma? ¿Es que piensas poseerme?...No me importa, si quieres que lo haga tiene que ser por detrás.
- Pero hazlo con fuerza si no es como si nada.
- ¿Y cuándo todo haya terminado qué hago? ¿Me voy sin más?
- En cuanto terminen los espasmos, ya sabes. ¿O tengo que ser más gráfica?
- Los espasmos...¿Y por qué tengo que ser yo quien te lo haga? Nunca me llamas y cuando lo haces es para satisfacer tus necesidades morbosas.
- No es una necesidad morbosa, es un anhelo imperioso.
- Lo que sea te lo hago por detrás.
- Pon tus manos en mis hombros. Te irán bien como punto de apoyo.
- ¿Y si te duele?
- Claro que me dolerá al principio pero después ya está.
- Después ya está, claro, no se me había ocurrido pensar en el después.
- Tu empuja fuerte.
- ¿Gritarás?
- ¿Cómo voy a gritar? No voy a poder.
- Mejor que no puedas porque los vecinos te oirán y hablarán.
- Que hablen.
- Claro, qué te importará a ti después...¿Puedo besarte la nuca mientras tanto?
- ¿Mientras tanto qué? Mira, déjate de romanticismos y vamos al grano.
- Me resultaría más fácil si te demuestro un poco de cariño.
- ¿Ahora quieres demostrarme cariño con lo poco que nos vemos?
- Porque nunca me llamas.
- Me cortaron el teléfono.
- Pues podías haber ido a un locutorio.
- Tengo claustrofobia.
- Está bien, sin beso.
- Eso, sin beso y con violencia.
Klimo, para acabar cuanto antes, empujó fuertemente el cuerpo de Adelaida. Gritó un poco y Klimo se llevó las yemas de los dedos a los dientes, como temiendo que fuera a montar un espectáculo. Al grito le sucedieron los espasmos y después todo había terminado. Klimo tomó su abrigo y al llegar a la puerta sintió un poco de lástima por el cuerpo de Adelaida, colgada de la lámpara del techo, oscilando como una pata de jamón en un jardín, al aire libre.
Muy bueno¡¡¡¡ mantiene la intriga de saber que es lo que va a hacerle hasta el último instante.
ResponderEliminarUn beso
TREMENDO!! Y lo tremendo es queme encantó la tensión hasta...semejante final. Besos
ResponderEliminarGracias a las tres :) Vosotras me lo animáis a mí. Un besazo
ResponderEliminarMuy bueno, Romek. Admiro ese tipo de relatos en los que el giro final no es una mera resignificación del texto, sino un cambio de eje, desde el cual puede releerse lo anterior como cargado de elipsis o tambien (y mejor) optar por todas las connotaciones juntas. En donde no hay elididos sino palabras catapultas...
ResponderEliminarDivagué... pero me gustó realmente.
Romek, Romek, Romek, Mi Romek, Quiero que seas protagonista de una de mis historias y este diálogo me ha inspirado mucho. Es tan hermoso lo que haces. Besos.-
ResponderEliminarBien. Me ha parecido muy misógino, normal en vuestro mundo. No pido peras al olmo aunque muchas pueden disfrutar aunque les den por detrás... No es tan traumático... Besotes, M.
ResponderEliminarMerche, yo no comparto mundos especiales, desgraciadamente. Si el mío coincidiera con algún otro probablemente no escribiría nada, me dedicaría a vivir mis palabras. No sé en qué parte has encontrado la misoginia pero si ha de servir para algo, también muchos hombres encuentran traumática la penetración anal. Ninguna mujer representa completamente al sexo femenino ni ningún hombre al sexo masculino, especialmente en mis textos. Y, ni mucho menos pretenden mis relatos definir el comportamiento sexual y separatista de un colectivo en el que gratuitamente me incluyes.
ResponderEliminarGracias por el comentario, de todos modos. Es tan bueno que uno pueda expresar su opinión como que otro la defienda.
Un relato de los que te enganchan inevitablemente a querer saber cómo y por qué suceden las cosas. No entro en lo de la misoginia, creo que no todo es trasladable a una visión sexuada de los sexos. Si algo me gusta de este lugar es que las etiquetas no existen y menos las evidentes... Un abrazo,darling.
ResponderEliminarOtro Made in Romek 100%100! No sè cómo lo logras amigo! Eres mágico y talentoso. Agudísimo, crudo, hilarante... Insisto, como decimos en Argentina cuando algo nos encanta: TE QUIEROOOOOOOOOOOO!!!
ResponderEliminarJAJAJA!!! Besotazos my king!
jaja solo les ha faltado hacer un esquema o un croquis previo... besos
ResponderEliminarGracias, he disfrutado mogollón.
ResponderEliminardemasiado bueno...saludos ;)
ResponderEliminarTan desagradable y asqueroso como sublime e ingenioso.
ResponderEliminarLa tiparraca debió quedarse a gusto ahí colgada de la lámpara.
Un abrazo.
Pues será por la hora, o que estoy espeso, pero me he quedando pensado que lo que ella quería era que la empujara como en un columpio, sólo que de la lámpara del techo... es que todo lo tenéis que ver con connotaciones sexuales, no es más que un columpio interior, a lo mejor es que no tienen jardín, las criaturas...
ResponderEliminar¡¡OSTRAS!!, ¡¡OSTRAS!!, ¡¡OSTRAS!!
ResponderEliminarNO ME GUSTÓ!...LO SIENTO ROMEK!
ResponderEliminar¡que final tal trágico!
ResponderEliminarbicos,
Aldabra
Me alegro de haber creado un pequeño debate entre tu y yo... Pero, ahora que lo pienso, quizás el que ha acertado es el OBSERVATORIO GAY GRANATENSE. Besotes, M.
ResponderEliminarAy, pobre Adelaida! Vale que tenía un nombre feo pero para suicidarse no sería, digo yo, no?
ResponderEliminarque rico gráfico nos presentas en tus propias palabras.
ResponderEliminarBueno, muuy bueno!!
Me has dejado colgado.. de tus palabras :)
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Con que simplicidad nos has llevado al huerto de la confusión. Debo reconocer que ni me había imaginado un final así. No le hace falta un cliffhunger jejeje
Un beso (por detrás)
No entiendo bien de donde me viene la idea, pero lo primero que me pasó por la cabeza al leer el texto fue "¿por qué Adelaida permitió eso..?
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